La Casa Blanca por dentro: un recorrido por el edificio más poderoso del mundo

Sin proponérmelo antes de visitar la costa este de Estados Unidos, me encontré con el ingreso a la casa de gobierno más imponente del planeta y que había permanecida cerrada durante años tras el 9/11.

Para ingresar en la Casa Blanca se necesita enviar una solicitud a la Embajada Argentina en Washington o poseer un contacto directo dentro del Gobierno de la ciudad capital Estados Unidos. Mi estadía en D.C. consistía en visitar a mi amigo Shevastian, un americano hijo de inmigrantes húngaros, a quien conocí en un viaje por Cuba.

Sin saberlo, “Shevi” habló con un amigo que trabaja en la administración gubernamental de Washington y tramitó el acceso. La noticia generó sorpresa, felicidad y una expectativa infinita: ¿cómo sería caminar por las entrañas de la casa de gobierno más poderosa del mundo?

El protocolo de seguridad del ingreso, ubicado en la intersección de las calles 15 th Street y Pennsylvania Avenue, enviado con anterioridad a los visitantes era muchísimo más riguroso al procedimiento de los aeropuertos de EE.UU. Nou mochilas, nou carteras, nou alimentos, nou  cochecitos, nou filmar. Zapatillas y artículos metales a la cinta. Ah, y sin baños por lo que era importante ir con la vejiga vacía. 

Tras sortear los tres puestos de control fuera del edificio, inicié la caminata por los senderos verdes del The Jacqueline Kennedy Garden hasta alcanzar el hall de entrada del ala Este de la Casa Blanca. Lo primero que se ve son las sonrisas brillantes de Michell y Barack Obama. “Hola, somos Michelle y Barack Obama. Bienvenidos a nuestra casa. La casa de todos los estadounidenses».

«Durante muchos años no había acceso a la Casa Blanca pero  quisimos que todos puedan recorrerla y conocer más de una parte de la historia de nuestro país”, alternaban Barack y Michell en un video proyectado un TV LED de 50 pulgadas.

Al tomar el primer pasillo, habitan diferentes fotografías acompañan el recorrido: Michelle y Barack con Stevie Wonder, George Bush (h) y su familia armando el árbol de Navidad, Bill Clinton y Lady Di, y otra de Obama con el argentino Emanuel Ginobilli (inflé el pecho, estamos en todos lados) y el equipo San Antonio Spurs, campeón de la NBA.

¿Entienden? Durante la gestión de Obama había un argentino ahí, apenas ingresabas, al lado de personajes super importantes de la historia dela humanidad. Estaba tan emocionado que no le saqué foto a Manu Ginobili con Duncan, Parker, rodeando al expresidente, pero lo tengo guardado en mi retina y corazón como uno de los momentos más inolvidables de mi vida viajera. 

La librería y la importancia de los cuartos rojo, azul y verde dentro de la Casa Blanca 

The Library es el único espacio de la planta baja. De muebles americanos diseñados durante la época Federal, la sala de 200 años contiene 2000 libros de autores americanos y la araña que perteneció al novelista James Cooper. Sobre el primer piso -llamado State Floor- se encuentran las seis salas restantes: East Room, la más extensa utilizada para conferencias de prensa, luce los autorretratos de siete presidentes y un piano.

Luego, The Green Room, original de 1810 con muebles tallados en Nueva York, recibía al ex presidente Thomas Jefferson para cenar.

Sigue The Blue Room, de estética francesa, donde todos los presidentes arman el árbol de Navidad y lo mostraban en la televisión americana.

The Red Room, espacio que enamora con sus tonos rojizos, pinturas, adornos y muebles antiguos. John Adams tomaba el desayuno en las mañanas y hace años que las primeras damas de Estados Unidos reciben a otras esposas de presidentes.

Opuesto al East Room se encuentra The State Dinning Room, una sala restaurada con toque inglés en 1902, de colores pasteles claros, y en el que pueden almorzar 130 invitados. Camino a la salida, la pintura de John Fitzgeral Kennedy, posando como un modelo de Armani, despierta suspiros.

La visita culmina en el Entrance and Cross Halls, la parte norte de la casa de Gobierno. En ese lugar habita el sello presidencial de Estados Unidos, utilizado para estampar los documentos que firman los presidentes.

Son cuarenta y cinco minutos en la Casa Blanca, la mismísima caja de cristal de Estados Unidos, ahí donde los presidentes han decidido el futuro del mundo.  Una paseo por un sinfín de sensaciones que quitan el aliento. Aire que regresa de a poco al alejarse del particular color blanco marfil.

Fotos: álbum personal  

 

 

 

 

 

 

 

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