Colonia: una escapada al paraíso con playa propia

Río Ancho es una posada familiar, un verdadero oasis de la ciudad uruguaya con salida al Río de la Plata. Tiene una mini reserva natural.

Ubicado a tan solo 15 minutos del Casco Histórico de Colonia, Río Ancho Gourmet Lodge es un exclusiva posada de campo de la zona que se destaca por ser la única con acceso a la playa del Río de la Plata, con una estética y confort personalizado por sus propios dueños, el ingeniero nuclear Marcelo Susevich (ex Apple, Google, Atucha 2) y la artista plástica Miri Fioramonti, un matrimonio que desarrollan un sentido real del cuidado del medioambiente, y amantes de la buena cocina.

Al cruzar la tranquera se respira aire puro y enamora al ver la casona de tres niveles edificada sobre la barranca por el prestigioso arquitecto “Bucho” Baliero y su heredero Mariano Clusellas. La edificación tiene 1200 metros cubiertos, con tres habitaciones, un living de descanso, comedor con vista al prado y pileta, rodeada por vegetaciones que diseñó el paisajista Roberto Murielli.

Algunos provienen de la región como el Aguaribay que da la famosa pimienta que luego utilizan para condimentar las comidas, Chal Chal, y Palo Barracho, Ceibo, Casuarina y Gingko Biloba; cuentan con un patio con sillones de estilo colonial para tomar el té de hebras bajo el sol –muy recomendable el de verbena que ellos mismos cultivan- que se encuentra decorado por tótems y cactus que sus dueños fueron recopilando en sus viajes por el mundo, y otro cerrado para la temporada invernal.

La paz es un integrante más de la posada. La tranquilidad genera una amable melodía al mezclarse con el sonido de los pájaros benteveos, zorzales, loras y calandrias. Al iniciar la caminata por el sendero con dirección al río, y empezar a adentrarse en la reserva ecológica de dos hectáreas con un sinfín de vegetaciones que posee un pantano en el epicentro.

Es una parada obligada subir a la torre de 14 metros de altura para ver el paisaje desde las alturas, avistar pájaros y el horizonte del Río de la Plata con binoculares, tomar sol, o hasta meditar al alba o en la puesta del sol.

El atardecer se recibe en ese lugar único: la playa. Incrustado en la arena, a metros de la orilla del río, hay un cilindro de acero que evita la contaminación con la arena al encender el fuego con leña de ligustros. Ya con el arribo de la noche, el viento rioplatense trae el frio.

Acomodados en reposeras, tapados con mantas de colores, y solo alumbrados por la luz de la reciente luna y del fuego, se recomienda la experiencia de quitarse las zapatillas y acercar los pies al fuego y beber un trago de caipiroska de pera o caipirinha de maracuyá.

Previo al regreso a la casa para la cena se recomienda acompañar el momento con unas láminas de calabaza con queso cheddar y repartidas en platillos de maderas rústicas que encontrarán en la cocina de la casa. En verano los huéspedes disfrutan de meterse en el agua del rio limpio con arena en suspensión y sobre el suelo. Se puede caminar hasta 50 metros con el agua por arriba de la cintura.