septiembre 9, 2024 6:05 am

Entrevista a Andrés Ciro Martínez: las mujeres de su vida, Los Piojos, Chano, y Callejeros, política y CFK, y religión

La historia de cómo llegué a tener un mano a mano con el ex líder de Los Piojos.

Mayo de 2008. Reunión de sumario del Suplemento de Espectáculos del Diario Perfil en el piso 14 de Editorial Perfil de calle Chacabuco 271. Recuerdo una oficina enorme, rectangular, con una mesa que se extendía por casi toda la sala. Las oficinas que hasta ese momento había visto en alguna que otra película.

Allí, semanalmente los Jefes de Redacción y Editores del Diario Perfil, Revista Noticias y Revista Caras se reunían con el periodista y dueño de la empresa, Jorge Fontevecchia para debatir las portadas de cada uno de los medios.  

Todo sucedía en mi primer mes a prueba en el diario. “Si haces bien tu trabajo quedas, sino seguiré buscando. Ayer terminó uno que no quedó”. La frase de Marita Otero, Editora Jefe del Suplemento me había quedado marcado a fuego. Si algo me caracteriza es de darlo todo siempre, por lo que me provocaba más un desafío que miedo.  

La redacción del Diario Perfil ocupaba todo el noveno piso del edificio. “Reunión de sumario, vamos al 14”, anunció Otero. Sentados alrededor de la mesa, estaban también el Editor Adrián De Paulo, y el resto de mis compañeros redactores.

Para quien no sabe o entiende qué es una reunión de sumario lo explico brevemente: Se trata de volcar ideas de artículos periodísticos que sean atractivos e interesantes para el contenido –en este caso- del suplemento. Cada uno de los periodistas expone en ronda las propuestas que pensó: reportajes, análisis, tendencias, etc.

Sobre una hoja A4 que había extraído de la impresora anoté una lista de los artistas que soñaba entrevistar. Llegó mi turno en la reunión de sumario. Y tras contar mis ideas –yo era un “pichi” en aquel momento pero lleno de ganas e ilusión-, enumeré: “Guillermo Francella, Leonor Benedetto, que está haciendo una ficción, Ricardo Darín, y Andrés Ciro Martínez, líder de Los Piojos”. 

Observé una sonrisa socarrona de mi jefa que me decía sin emitir sonido: “qué chiquito inocente”. Claro, en aquel entonces, no tenía la menor idea de los tiempos y procesos de coordinación de una entrevista con semejantes artistas.

“Empezá por Leonor Benedetto”, empezó su devolución Otero. “Después, cuando tengas el resto, avísame”. La frase venía con un soundtrack de cierre de la reunión: “Sueña”, la canción que Luis Miguel grabó para la película EL Jorobado de Notre Dame de Disney.

Cerré y entrevisté a Benedetto a la semana siguiente. Cerré a Francella a los pocos meses pero no lo entrevisté en esa ocasión (otra hermosa anécdota que más adelante la contaré), y a los dos años entrevisté a Darín.

¿Y Ciro? Fui a verlo en la presentación de Civilización y en la despedida de Los Piojos. Seguía intentando a través de su prensa de aquel entonces Martín Correa, y luego, en su etapa con Los Persas, a través de los agentes de prensa de su productora 300. Todos los meses un mail, un llamado, un mensaje.

Me fui a cubrir Cosquín Rock 2013 para el Diario Perfil y también para Perfil.com tiempos en que todo el digital recién comenzaba. Además de trabajar en las crónicas de los conciertos y entrevistar a los miembros de las bandas, es un buen lugar para “rosquear” notas.

Charlé con Micky Rodríguez (ex bajista de Los Piojos y amigo de Ciro) en backstage que en la primera jornada se presentaba con La que faltaba. Le conté de mi objetivo de entrevistar a Ciro y me dijo “seguí insistiendo”. En aquel fin de semana de puro rock, empecé a darme cuenta que era posible. Dialogué un rato con dos hermanas mellizas (no recuerdo sus nombres pero era muy copadas) que manejaban la prensa de 300 Producciones y conocí a Leo Montero, hoy continúa con Los Persas.

Un mes después. Levanto el tubo en mi escritorio de la redacción. Sí, antes habían teléfonos fijos para cada uno de los periodistas. Marco y llamo como tantas otras veces lo hice y no había tenido resultado. Me encontré del otro lado con un sí rotundo, fecha y hora de entrevista. Cinco años después de aquella primera reunión de sumario, en una tarde soleada en el barrio de Colegiales, me senté frente a Andrés Ciro Martínez, uno de mis más referentes musicales del rock nacional, en una terraza.

El sol del verano de testigo caminaba hacia el otoño. Agarré el mate, como si estuviera debajo de la parra del patio de mi casa, y empecé a desandar las inquietudes periodísticas y personales que había albergado durante años dentro de mí ser. Y salió esta entrevista publicada en marzo de 2013 en la tapa del Suplemento de Espectáculos del Diario Perfil. Ah, antes de que prosigan a leer el reportaje. ¿Imposible? Nada. 

Así fue mi entrevista a Andrés Ciro Martínez

Sobre la terraza de una casona refaccionada de Colegiales, de baldosas rojas, paredes blancas, y decorada naturalmente por los árboles que nacen en la vereda de la productora 300, Andrés Ciro Martínez se encuentra con PERFIL. El cantante habla pausado, como si aún le durara el efecto de una extensa siesta.

Luce un look veraniego en un viernes de marzo: zapatillas Converse, remera negra, y pantalón corto.  Confiesa que no imaginaba un horizonte mejor tras la ruptura con Los Piojos. Es que pasaron muchos acordes por debajo del puente en estos cuatro años de camino solitario: hizo casting para conformar su nueva formación, Los Persas, con la que editó su primer disco Espejos (“fue un deseo de no parar, de la bronca de querer seguir adelante y salir de gira al día siguiente”), y cuyo trabajo fue bien recibido por los piojosos que llenaron estadios del país cantando sus flamantes canciones y gritando los viejos hits.

Hoy su segundo trabajo, 27, que goza de apenas seis meses en la cancha rocanrolera, hizo pie de entrada con sus dos escopetazos: Astros y Mírenla. “La banda está mucho más aceitada —analiza—. Nos conocemos entre sí, no está la presión y ansiedad del qué dirá la gente, por lo que este camino sea más vinculado al disfrute. Es algo que nunca había vivido y me siento muy contento”. 

—¿Te interesa que tus temas se conviertan en hits rápidamente?

—Sí, lo mejor que puede pasar es que se hagan populares, aunque claro que primero me debe gustar a mí que tengo parámetros de gusto exigente, y no contradecir mis sentimientos o manera de pensar. No hago mierda porque es lo que vende.

—¿Cómo ves la escena del rock nacional?

—No está para nada fácil el panorama. Hay mucha cumbia y reggaetón dando vuelta. Antes iba a un boliche o fiesta y te ponían un hit de “Ricky” Maravilla o “Pocho” La Pantera, pero ahora el 80 % es reggaetón o cumbia. Ves músicos famosos que hacen rock haciendo cumbia como Calamaro por ejemplo.  Hay otros más.  Pero yo no. Trato de ser fiel a lo que me gusta.  Es común que si un tipo mete un disco que pegó al siguiente saca otro muy parecido porque le rindió. Si te fijas en los dos discos de Ciro y Los Persas eso no sucede. 

—¿Qué te parece el fenómeno Agapornis?

—Me alegro por ellos que les vaya bien pero no me gusta nada lo que suenan, metieron un patrón rítmico que pega y que te cansan. Me parece muy principiantes, quizás dentro de unos años mejoren, pero como ejecutante o cantantes suenan como lo que son: una banda de  rugbiers que se juntan los jueves en el club a tocar, como lo pueden hacer un grupo de médicos. No es una cosa para disfrutar.

—¿Escuchaste Tan Biónica?

—Sí. No me provocó algo como para decir “voy a agarrar su disco y sentarme a escucharlo”. No es rock nacional, lo veo más pop. Me gusta No Te Va Gustar,  tiene buenas letras, las rimas, suenan bien. Hay una cosa que tienen los uruguayos que tienen seriedad, son estudiosos, vas a Montevideo y en las radios suenan Los Beatles todo el tiempo. Acá hay más tilingueria, se preocupan más por la estética o por ser famosos en vez de querer hacer arte.

—“Chano” Moreno Charpentier, cantante de Tan Biónica. dijo en Twitter que “quien sigue a su banda representa una generación que se manifiesta con la palabra, la inteligencia y el pensamiento sin encender bengalas”…

Me parece que no hay que escupir para arriba. No hay que apurarse. Me alegro por él que esté contento. No me pareció una frase muy feliz. Uno debe serenarse, medir las palabras, no hay que escupir para arriba, ni agrandarse. Hay cosas que uno no maneja como el público que viene, si vienen de un taller literario o de un club.

—¿Qué opinión te merece Callejeros? ¿Hablaste con el “Pato” Fontanet alguna vez después de Cromañón?

—Nunca toqué con ellos ni nunca fuimos amigos. Después de Cromañón me llamó León (Gieco) para que vaya a una reunión con ellos y que le había compuesto un tema.  En esa reunión en que estaban ellos con su manager vi cosas que me parecieron raras. No sé si producto del shock o de qué, pero era extraña la visión, el discurso, la manera en que se manejaron.  Es una tragedia y no los veo como culpables por el conocido hecho de que estaban sus familiares. Es un tema delicado.  

De Jesús al Papa Francisco 

Debajo de los pies de Ciro se encuentra el búnker-estudio de 300 donde grabó sus dos CD solistas, y en la parte posterior de la terraza habita una parrilla para los asados que comparte con los productores, músicos, técnicos y amigos que en su mayoría —asegura— trabajó con él en sus dos décadas piojosas.

El hincha de Boca suele tomar mate amargo pero durante la entrevista prefiere hidratarse con 7 Up.  Cuenta que leyó mucho sobre historia, biografías, astrología, Jesús (“me interesaba su figura y que era cierto y que no”) y religiones, y revela que solamente fue bautizado por sus padres aunque nunca tomó la Comunión.

—¿Qué representa la elección de un Papa Argentino?

Me parece un orgullo que el Papa sea de nuestro país. ¿Es hincha de San Lorenzo, no? ¿Un tipo de barrio? Muy loco. Si llega hacerse querer de una u otra forma eso le servirá mucho a la Argentina, como imagen, posible influencia en temas internacionales, etc. Lamento que ya no vivan unas tías mías porque estarían felices. Fue emocionante enterarnos que el tipo que uno podía cruzarse en la vereda o que mamó nuestra misma cultura hoy sea ya una figura histórica. Veremos cómo la lleva.

—¿Te llamaron para tocar en algún acto del Gobierno?

Hasta el momento nunca toqué para el Gobierno Nacional. Me parece compleja la posición de opinar cuando tu principal ingreso económico viene del Estado o la política. Y si tenés que opinar del jefe no lo haces con mucha libertad y enturbia tu opinión. Es mi sensación. Yo prefiero mantenerme al margen aunque dé mis opiniones y después lo vea en 678. Opino con libertad y quiero seguir haciéndolo de esa manera.

El miedo tras la separación de Los Piojos 

Tras dos décadas y nueve discos en total, Los Piojos decidieron dar por finalizada una etapa exitosa con un show despedida el 30 de mayo de 2009 ante 75 mil personas. La relación entre los músicos era insostenible.

—¿No tuviste miedo por el horizonte desconocido que se venía?

—Sí. Temor, ansiedad, inseguridad. Era como estar frente a un pelotón antes de una batalla. Pero no tenía cagazo porque eso sucede cuando tenés la sensación de que vas a perder. Yo no tenía la sensación de que iba a perder. Hubo cosas feas de parte de un par de ex compañeros (“Piti” Fernández y “Roger” Cordero) y eso me pareció totalmente equivocado.

—¿Por qué no saliste a hablar?

—Sentía que era una falta de respeto para la gente y para la historia de la banda. Me pareció una cosa de promoción muy berreta lo que hicieron. Tenía fe de que el tiempo iba a demostrar quien era quien y me la banqué callado, no quería entrar en un conventilleo que era  lo que se estaba buscando. Los que me conocen saben que jamás renegué de Los Piojos.

—¿No existe una mínima posibilidad que vuelvan Los Piojos?

—No. Estoy muy contento con este presente, viviendo de lo que me pasa. La formación que conoció la gente ya no se puede armar por el  fallecimiento de Tavo (Kupinsky), sumado al juicio espantoso que hizo Roger (ex baterista), y las declaraciones de otra persona (Piti Fernández) que prefiero no nombrar, no darle entidad, porque con sus agresiones buscaba  salir a vender su disco, y tiraba mierda. Prefiero tocar temas en vivo y disfrutar de este presente que me da mucha alegría.

Ciro Martínez: las mujeres más importantes de su vida 

Ciro convive de manera elegante con sus 45 años. Tiene fama de seductor, y no evidencia secuelas “duras” de tanto trajeteo por las largas noches rockeras o karmas de frontman. Juega sus partiditos de fútbol semanal con amigos y su epicentro de amor personal hace pie en sus tres hijos: Katja (16), Manuela (14) y Alejandro (3).

—¿Quiénes fueron y son las mujeres más importantes de tu vida?

—Mi vieja. Irene, mi primera novia que tuve a los 20. No me daba bola, le escribía cartas, le hacía canciones, desde sexto grado que andaba atrás de ella, era compañera de la escuela y hermana melliza de mi mejor amigo que me decía “nunca te va a dar bola, le gustan los tipos más grandes y con plata”. Hasta que le generé esa necesidad como dice Benedetti en el poema Táctica y Estrategia. En Irene me inspiré en Blues de la ventana, y A veces. Otra novia que salí un tiempo corto antes de grabar Chactuchac y que me hizo sufrir bastante tanto que fue mi gran musa para crear canciones: Gris, Te diría, Olvidate, algún verso de Ay, ay, ay, e Insisto que es la canción final. La mamá de mis hijas (Carolina de la Presa), y la mamá de mi hijo (Costanza Simonetti). Y Julieta Cardinali. Fue con la única persona famosa que salí un tiempo. Me pegó cuando nos separamos, porque yo me separé de ella,  y por no tener un perfil alto para llamar a una revista y contarlo se generaron cosas feas. A los seis meses empezó a salir con Calamaro y entonces publicaban que me había dejado por Calamaro o que me la había robado. Me dejó una gran enseñanza. .

—Que no reincidirías salir con una famosa, ¿no?

—Y no es lo que más me atrae. Te hacen guardias o te sacan fotos en la playa. Inventaron cómo la conocí y cómo se terminó la relación. A veces hablo por teléfono con  Julieta y le digo “¿por qué nunca aclaraste por qué nos separamos?”. Y ella me contesta “nadie me preguntó” (risas).

La mirada política de Ciro

Nacido en Villa del Parque y criado en El Palomar —localidad donde surgieron Los Piojos— Martínez se considera un músico comprometido con el país, dice que tiene mirada crítica de la actualidad, y jura que su linea política reside en el socialismo.

—¿Te gustaba Hugo Chávez?

—Más o menos. Me parecía un personaje raro. No profundicé en el modelo aunque sí me interesan sus logros, la alfabetización y reducción de la pobreza, algo inobjetable que hizo en Venezuela. Chávez es un producto regional, el estilo de oratoria de hablar durante horas contado anécdotas, algo más latino. Siempre es mejor un tipo que apunte a defender la soberanía y combatir la pobreza.

—¿Y Cristina Fernández?

—Hay cosas que me gustan y otras que no tanto.

—¿Cuáles?

—Prefiero hacer música. (se ríe) Creo que su posición es muy difícil… Hay cosas que se pueden corregir, y hay una dirección… Hay muchos lugares del país que va más allá del gobierno sino que tienen que ver con los gobernadores, los feudos, y allí queda mucho por hacer. Veo la oposición y digo: “no hay nada serio”. Ni siquiera son oposición. Criticar es lo más fácil. ¿Cuál es la contrapropuesta concreta, articulada y realizable?

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