Entrevista a Ana Acosta: la nueva obra con Pepe Cibrián, su local de Once, y el único hombre de su vida

La actriz y humorista será Esperanza, el personaje que caracterizó Ana María Campoy en "Wilde, un hombre", que se exhibirá en Teatro Regina.

Ana Acosta se prepara para uno de los desafíos más importantes de su excelsa trayectoria: interpretar a Esperanza, el personaje que hace 20 años personificó la mismísima Ana María Campoy, su madrina artística, en el nuevo espectáculo de Pepe Cibrián: Wilde, un hombre. 

«Miro para atrás y digo: «Gracias Dios, que hermosa carrera tuve», dijo la actriz y humorista durante la visita a nuestro programa Implacables (El Nueve). Acosta, de 63 años, madre de dos hijas, Talía y Estefanía, fruto de su única pareja de toda su vida ya que a Fabián Chiocchio lo conoció a los 14 años y nunca más se separaron.    

La ex Peor es Nada, con el gran Jorge Guinzburg, tiempo en el que el rating de la TV superaba los 50 puntos, está entusiasmadísima por este espectáculo de Cibirán. «Empezamos a ensayar hace una eternidad. Con Pepe se empieza con mucho tiempo de anticipación, hace como tres meses. Empezamos a prinicpios de mayo».  

Acosta vuelve al Teatro Regina donde brilló con la obra «Cómo rellenar un bikini salvaje». «Ensayamos en la Sociedad Hebraica, pero también tuvimos otros ensayos  en el Regina, un precioso teatro, que remodelaron, y tengo hermosos recuerdos», agrega. 

Sobre cómo es trabajar con Pepe quien además es su amigo: «El primer día nos dijo «a partir del 10 de mayo quiero a todos con la letra sabida» y a partir del 15 de mayo estamos haciendo la obra completa, las pasadas como si fuera la funcion sin público, estamos re afilados , llegamos muy bien al estreno que es el 16 de agosto».  

Ana Acosta intentó ingresar en la carrera de psicología de la UBA pero no se le dio. Su alternativa fue anotarse en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático de Buenos Aires. «A los 18 años, terminé de rendir la matería número 11 y les dije a mis padres: «quiero dedicarme a la actuación. Y me bancaron, estoy muy agradecidos a ellos, porque eran inmigrantes, de la época de mi hijo el doctor, del abogado, del ingeniero». 

-Contanos de Wilde, un hombre, desde el momento en que te llamó Pepe Cibrián para que formes parte del elenco…

-Fue muy lindo, muy mágico a partir de marzo me llama Pepe para otro proyecto, le digo que sí, obviamente, me encantaba, lamentablmente una de las actrices estaba de gira, dijo bueno «la vamos a postergar». A la semana me llama y me dice «no hacemos tal obra pero hacemos Wilde, un hombre y yo quiero que hagas lo que hizo mi mamá», y se me aflojaron las piernas, empecé a temblar, le digo «no me jodas Pepe, me estás ofreciendo el personaje de Esperanza que era el personaje que hacia Ana María Campoy hace 20 años». Sentí una mezcla de orgullo, de honor, pero al mismo tiempo de un pánico tremendo, la gente que ha visto a la señora Ana María Campoy, mi madrina artística, es un desafío muy grande. Estoy feliz pero es una responsabilidad muy grande, muy fuerte. 

-Tres meses de ensayo antes, para quien no sabe de teatro, ¿es mucho o poco tiempo o es el correcto?

-Yo cuando arranqué en esta profesión eran tres meses de ensayo, a medida que pasaba el tiempo iban sacando días. Pero tenía que ver con las necesidades y las obligaciones que tenían ciertos actores con la televisión con lo cual podían ensayar poco tiempo, hacían tiras la mayoría de ellos, y entonces tenían muy poco tiempo, entonces se empezaba a ensayar un mes y medio antes del estreno, y bueno para mí volver a ensayar tres meses antes y todos los días son dos o tres horas comúnmente, pero como uno ensaya con Pepe son cuatro o cinco horas. Estamos felices, con un elenco de 12 artistas, y todos ponemos la mejor, y la pasamos muy bien en cada encuentro. 

-Durante todo este proceso de ensayo, pasó algo muy particular en la vida de Pepe Cibrián, el vino a Implacables a contar todo lo que pasó con el streaming Olga, te tocó estar al lado de él en un momento muy duro, ¿cómo lo viviste vos?

-Yo la verdad pocas veces lo vi así. Mirá que a Pepe lo conozco, le conozco las caras, y cuando él se pone mal, y cuando el medio me lo actua un poquito, y yo lo veía y no podía dar crédito de lo desencajado que estaba ese día que dio un móvil y explicó todo y nosotros teníamos ensayo. Estábamos en el Sha. Salí antes de casa para que cuando terminara el móvil poder estar ahi para contenerlo porque realmente lo vi muy mal, le dolió muchísimo, y es un tipo que te guste o no lo que haga él, que para mi es maravilloso, que es el capo de la comedia musical argentina, más allá de eso es un tipo que se ha jugado mucho, desde el matrimonio igualistario, hasta la adopción de chicos por parejas gay.

-¿Vos viste lo que pasó en el streaming con Pepe?

-Sí. Lo vi después. No me gustó, me parece que no es motivo de burla lo que se estaba hablando, muy complicado, delicado. Hay ciertas cosas que ya no causan gracia, porque son cosas que ya no nos divierten, que tal vez no divertían hace cinco años, pero ahora ya sabemos que no, que eso puede molestar a otra persona, que eso puede herir, entonces hay que ponerse un poquito en el lugar del otro. Realmente no me gustó, yo lo vi  en las repeticiones, no lo vi en ese momento, no soy consumidora de streaming, asi que lo vi después y no estuvo bueno. Ahi entendí porque Pepe estaba como estaba. 

-Hay muchos colegas consagrados que están en los streaming, ¿qué te pasa a vos con el formato y los jovenes?

-Nunca trabajé en un streaming. Cuando empezó todo esto del humor de que había cosas que tenían que cambiar dentro del humor, no podía ser que entre una mujer en pelotas que diga dos frases y se fuera y que sea el pie para que el humorista haga los chistes sobre ella, a mi no me causaba gracia cuando lo hacia, apoyaba y acompañaba a las compañeras cuando estaban mal, pero la gente lo aceptaba y era así. Veo insultos, cosas horrorosas que se dicen en el streaming en pos del humor que no lo puedo creer. 

-¿En tu mismo humor fuiste cambiando? ¿Te descontruiste?

-Si. Obviamente, uno cambia. Yo tengo dos mujeres, mis hijas, son muy feministas. Te cuento una aécdota que me pasó hace dos días. Estabamos en el local mío… 

-¿Lo seguis teniendo al local en Once?

-Si. Gracias a Dios, muy bien, en Corrientes casi Paso. La primera maquesina de calle Corrientes porque está en El Once. Una chica vino a comprarse un vestido para su civil. Se pone el vestido blanco, le queda divino, y me dijo que iba a llevar los dos porque le resultaba cómodo porque era un vestido trapecio comenta. Y yo digo: «trapecio ahora, antes se decía vestido bobo». Me miró mi hija y me dijo: «cancelable». Estaba blando de un vestido, no de una persona. «No mamá, no se dice eso ya». Entonces son cosas que uno va aprendiendo. He modificado cosas en mi diaria, que digo «esto no lo voy a decir». Y creo que lo del streaming es medio «estamos como en casa» pero no están en su casa, están desesperados que lo vean millones de personas. 

-¿El negocio te salvó? ¿Cómo surgió?

-Nosotros trabajamos durante 13 años, con mi marido, gracias al teatro y gracias ocasionalmente lo que aparecía en televisión. Mi marido ponía las luces, me dirigía, hacía la puesta, para salir de gira, manejaba, y vivíamos gracias al teatro. En ese momento éramos los dos solitos, al tiempo apareció Talía, mi hija mayor, teníamos una escuela de teatro, la tuvimos durante dos años, veníamos bastante bien mientras la nena era chiquita, y cuando ya aparece Estefanía era complicado, ya eran dos colegios, dos comprar ropa… Estaban las nenas, y ahí surgió la idea de volver al Once, porque mi marido siempre tuvo locales, el siempre trabajó en El Once, él llegó a tener dos locales de zapatos, una fábrica de zapatos, le iba bien, pero viste cómo es Argentina. En 2008, Estefanía tenía 8 años, se estaba haciendo cuesta arriba.  No podía ser que trabajamos bien, ahorramos, después vienen los 3 meses que no trabajamos. lógico del parate del artista, nos comíamos los ahorros. ahí decidimos volver al Once.

-Y pasaron la pandemia…

-Pasamos la pandemia que fue muy, muy dura. Muy difícil. La calle Corrientes fue una de las últimas calles que abrieron. Estaban abiertos los barriales pero la calle Corrientes no, fuimos de los últimos en que nos permitieron abrir el local. Tenemos un local chiquito, digo chiquito porque siempre hay gente gracias a Dios, está lleno. Entraban de a una las personas, no se podía probar la ropa, y el pos pandemia fue difícil. Encima nosotros nos dedicamos a ropa de vestir y no había fiestas. 

-Contanos de nuevo todo sobre Wilde, un hombre, esta obra maravillosa que se viene…

-Vengan a ver a Wilde, un hombre, no se van a arrepentir, una maravillosa obra de teatro de Pepe Cibrián, donde tengo el placer de ser dirigida por Pepe y de acompañarlo en el escenario. Con un elenco divino. Yo me atrevo a decir, porque he visto muchas obras de Pepe, otras he trabajado, que Oscar Wilde, un hombre una de las mejores obras de Pepe Cibrián, una joyita de la dramaturgia de Pepe, una exquisitez del vocabulario, una cosa realmente fuera de lo común. Van a ver una obra maravillosa. Estaremos desde el 16 de agosto en el Teatro Regina, viernes, sábados y domingos.    

 

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